Fragmento del temario de la sesión 2:
* Su familia era comerciante, poseía una larga tradición. ¿Podría hablarme de sus padres?
* ¿Vivieron en un entorno que era mitad taller mitad hogar? ¿Usted percibió así su entorno?
* Imagino que perder dos hijos habría sido una dura prueba para sus padres.
* ¿En aquellos años era alta la mortalidad infantil en la localidad?
* El otro día hizo una alusión a la gripe, imagino que se refería a la devastadora gripe española. Aún sin pertenecer a su generación esta pandemia ¿le fue trasmitido su recuerdo a través de sus mayores?
* Podría hablarme del funcionamiento del colegio, imagino que las diferencias con una escuela de primaria actual las diferencias serán abismales.
* ¿Había escuelas públicas en aquellos años? ¿Tiene noticia de la primera escuela pública de la villa? ¿La escuela pública era de calidad? ¿Era grande la diferencia entre los distintos centros? ¿Existía competencia entre los centros de enseñanza por atraer a los nuevos alumnos o respondía más al estatus de cada familia la elección del centro?
* ¿Percibió en sus primeros años de estudiante un ambiente más liberal que en los siguientes al 36?
* El cambio que supuso abandonar Tolosa e ir a Oronoz para estudiar peritaje mercantil ¿Le supuso alguna dificultad emocional? ¿Cómo funcionaba la institución? ¿Los Maristas ejercían influencia en el entorno?
Fragmentos de la sesión 2 (Transcripción)
En Tolosa hubo un día 13 entierros a causa de la gripe española. Mi aita estuvo enfermo pero lo superó.
Fui alumno de Ignacio Mocoroa, y amigos. Cobraba dos perras gordas cuando daba clases. Un día me llego a decir, “cómo me iba a casar si no he ganado dinero nunca”. Era uno de los mejores organistas a nivel del estado español. Solía estar mucho con él. El padre perdió la cabeza. Estas cosas que se dicen que los que tienen labor intelectual, que es mejor para la cabeza, se dice y así será, pero yo he conocido a muchos amigos míos que han sido así y han perdido la cabeza. Ignacio Mocoroa, también, y así varios; y en San Sebastián he conocido a muchos que han perdido la cabeza, Iñaki Zumalde con alzheimer, un gran historiador. Así será pero, he conocido a muchos que han perdido la cabeza. Muchos y queridos amigos, sí.
En las aldeas las plazas han sido siempre el centro. La plaza facilitaba el juego, la calle no. Era una imagen corriente la estampa del alguacil paseando por la calle, igual que los serenos que se reunían a la diez menos cuarto en el ayuntamiento y a las diez salían. La vigilancia era mayor. Entonces se les conocía a todos. Nos parecían mayores, igual que en la revolución de octubre que cuando vi a los soldados me parecían todos mayores, no lo serían pero lo parecían.
El 36 lo sufrían los mayores, los chicos no. Si se cantaba el himno a la falange o saludar con el brazo en alto, pues bien. Los exiliados las pasaban moradas. Lo terrible fue los niños de la guerra, los que fueron a Bélgica, Inglaterra, Rusia, hay de Tolosa todavía en Rusia. Se quedaron allí. Que pasaba Franco, había que salir a esperarle, igual una hora, pasaba y nada. Pero los mayores no, muchos en la cárcel o fusilados.
Yo he sido un poco indisciplinado. No he sido de trabajar en equipo. Reconozco que muchas cosas hay que hacer en equipo, la arqueología por ejemplo. Pero mi camino era en solitario. Recuerdo como Barandiaran me dijo: jarrai, jarrai. Si hubiese sido de equipo no hubiera hecho tanto. Julio Caro Baroja me dijo un día, “si has hecho algo bueno ha sido eso, seguir solo, independiente”. Aquel también era solitario.